La compañía del Gran Ferrocarril de Venezuela fue una de las más serias establecidas en la Venezuela del siglo XIX. Más allá de la estructura y de las condiciones de trabajo, ya de por sí bastante avanzadas para la época, en 1919 la empresa firmaría un acuerdo con sus trabajadores que resultaría enormemente innovador. El acuerdo se supone de gran trascendencia, pues estamos ante la presencia del primer contrato colectivo de Venezuela.
Todo comienza en el año de 1882, cuando el gobierno de Guzmán Blanco, inspirado en la dinámica de países puntales en el desarrollo tecnológico y ferrocarrilero, tales como Inglaterra y Alemania, firma un contrato con los señores Rivas & Henríquez para la construcción de las vías férreas que enlazarían a Caracas con los pueblos de El Valle, Sabana Grande, Chacao, Petare y Antímano. Este contrato no se cumplió y, el 19 de noviembre de 1886, el propio Gobierno decide llevar a cabo los trabajos contemplados, encargando la administración de la obra a la Junta de Fomento. Será entonces en el año de 1887 cuando se daría el primer paso para la construcción de la que, a decir de Urquijo, “era considerado como una de las mejores líneas férreas del
país y una empresa modelo”.
Se trataba, pues, de la firma del contrato para la construcción del Gran Ferrocarril de Venezuela o Ferrocarril Alemán, que uniría las ciudades de Caracas y Valencia. El mismo fue otorgado al señor Fried Krupp, de Essen, Alemania, quien enviaría a Venezuela y para los efectos de la rúbrica del contrato, al Ingeniero L.A. Müller, quien hizo los estudios preliminares y levantó el plano general de la línea proyectada. Sin embargo, no estaría en manos del señor Krupp, sino por espacio aproximado de un año, pues éste traspasaría la concesión en 1888 a la compañía, también de origen alemán, denominada Grosse Venezuela Eisenbahn Gesellshaft cuyo propósito sería la comercialización de material ferroviario.