Se cierne la tormenta

     El nuevo proyecto de República instaurado en 1830 propendía a la creación de una república comercial moderna, basada en la producción y en el comercio. Era necesario, pues, dada la mermada condición económica del país y el peso de la deuda externa, vinculado a un programa de reconocimiento de la comunidad internacional basado en la firma de tratados de amistad, comercio y navegación con las potencias económicas de Europa y con los Estados Unidos, reducir los gastos gubernamentales, empezando por las Fuerzas Armadas Fernando Falcón.

     Este modelo político, semejante al instaurado por los Estados Unidos, partía del concepto de que los ejércitos regulares eran una amenaza potencial a la libertad, razón por la cual debían ser reducidos al mínimo dejándolos sólo para la defensa de fortalezas y puntos fuertes en las fronteras y como instructores de las milicias, consideradas estas últimas como la mejor defensa para un Estado libre. De allí que el ejército nacional se vio disminuido a una fuerza de tres batallones de infantería como base fundamental, eliminando de su seno a todos los oficiales vinculados al antiguo Ejército Libertador y sospechosos de seguir las tesis políticas de Bolívar. A esta medida se añadió la disposición del Congreso mediante la cual se eliminaba la posesión del grado militar para aquellos oficiales que no tuviesen mando efectivo de tropas, conjuntamente con la eliminación del fuero militar, privilegio iniciado a finales del siglo XVII y mantenido hasta esa fecha, según el cual los militares, cualquiera que fuese su delito, sólo podían ser juzgados por militares, con presidencia de los tribunales civiles del país.

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