El protomedicamento y la lucha contra los curanderos en el siglo XVIII

     La colonización de las tierras americanas por los europeos conllevó la implementación de las costumbres españolas en el Nuevo Mundo. Así, los emigrantes continuaron utilizando sus prácticas curativas, mezclándolas progresivamente con las de indígenas y esclavos africanos. A menudo, estas prácticas contenían rituales cristianos, lo que llamaba la atención de los comisarios de la Inquisición, quienes los tildaban de brujos y hechiceros. Progresivamente vinieron también médicos universitarios, con su medicina hipocrática, aunque ya a finales del siglo XVII había comenzado un cambio de paradigma médico que, con el desarrollo de la anatomía, dará cabida en el siglo XVIII a la medicina clínica. Veamos a continuación el momento culminante de este proceso y, en especial, el papel jugado por la institución del Protomedicato de Caracas

Los curanderos

     No fueron mucho los profesionales de la medicina universitaria en las varias provincias que constituirán en 1777 la Capitanía General de Venezuela, aunque éstos fueron aumentando lentamente durante el Siglo de las Luces, provenientes de la península ibérica o de otros dominios españoles, tanto europeos como americanos. Sin embargo, en todas las provincias del territorio colonial venezolano había curadores de diferente origen étnico y diferentes especialidades: hueseros, yerbateros, sobadores y hasta expertos en enfermedades “espirituales”. A parte de la persecución periódica de la Inquisición, en general, estos curadores llamados con nombres diferentes como “curanderos”, “curiosos” o “intrusos”, en el sentido de ejercer la medicina sin formación o permiso, desempañaban su función sin demasiada represión, sobre todo por cumplir una tarea social que los escasos médicos −dedicados a los estamentos pudientes, que tenían dinero para costear su atención médica− no podían desempeñar.

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