Aunque la exigencia inicial era la de introducir ciertas reformas a la Constitución de Cúcuta de 1821, considerada contraria a los intereses del lado venezolano, pero manteniendo el mando supremo del Libertador, grupos que adversaban a Bolívar y a la unión vieron en los hechos de 1826 como la oportunidad para asentar definitivamente las bases de la disolución. Esta serie de intrigas, acomodos y movimientos políticos que se conocerán como La Cosiata desembocará finalmente, tres años después, con la separación definitiva de Venezuela y Colombia.
“El 28, 29 y 30 del mes pasado estalló en Valencia una revolución a consecuencia de la cual el general Páez fue nombrado jefe del ejército, proclamándose también la separación de Venezuela de la Nueva Granada o Cundinamarca, declarándola Estado separado en condiciones federales”, anota en su diario sir Robert Ker Porter, representante de Gran Bretaña en Caracas, el miércoles 3 de mayo de 1826. Dos días antes, sin mucha información, escribía que José Antonio Páez había sido suspendido como comandante general de Venezuela y había sido “ordenado presentarse en Bogotá para justificarse ante la próxima sesión del Congreso”.

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