Una designación, el uso de un tocado y una percusiva jitanjáfora fueron tres de los símbolos adoptados por los estudiantes del año 28, empleados quizás por la intuición de su posterior protagonismo histórico, pero sobre todo para manifestar claramente su oposición al régimen personalista de Juan Vicente Gómez.
Las festividades de la Semana del Estudiante en los carnavales de 1928 tuvieron tres momentos culminantes en los discursos pronunciados por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez. Por la importancia política que con los años llegaron a adquirir los dos primeros, se ha hablado, con intención descriptiva o interpretativa, de sus respectivos discursos. En relación con el de Gabaldón Márquez, aunque no se lo ha ignorado del todo, ha permanecidomayormente fuera de la mirada histórica. Betancourt ponía el acento en el número (rasgo distintivo de la democracia) de los integrantes de su “generación”; Villalba, por su parte, en su abolengo (el Libertador, PadreNuestro).Gabaldón ofrecía el complemento, proponiéndole al movimiento una ubicación y sobre todo una significación que el futuro no desmentirá: el de una nueva Hégira, esto es, el comienzo de una nueva era en la historia de la República.