Actualmente los equipos de registro y reproducción de imágenes en movimiento son de uso común por un amplio porcentaje de la población urbana. Se trata de una veta comercial popularizada a partir de la década de 1960, gracias a la masificación de la televisión en los hogares y el posterior ingreso del formato vídeo y el registro digital. Pero la historia de esta afición comienza mucho antes: cámaras personales, proyectores para uso casero e incluso funciones de cine a domicilio constituyen un mercado que puede rastrearse hasta los propios inicios del cine.
En 1935, los asistentes al I Congreso Internacional de cineistas (sic) amateurs en España, defi nen el cine amateur como toda filmación “concebida y realizada sin otra finalidad que el propio goce del autor”. Hoy se consideran dos detalles más para definir al género: un autor sin capacitación ni experiencia profesional en el área y equipos diferentes a los que utiliza la industria. Esta clase de aparatos emplea película en formatos sub-estándar, llamados así porque su diámetro no alcanza los 35 mm, tamaño normalizado por la industria cinematográfi ca hacia 1905. El más antiguo, la película de 17,5 mm, debuta con las filmadoras inglesas Birtak y Biokam. En 1902 vuelven a usarlo la cámara Vitak, de factura estadounidense y la Kino I, fabricada por la casa alemana Ernemann desde 1903. En la década de 1920 el formato es relanzado por Pathé junto a modelos de 9,5 mm (Pathé Baby) y, también en Estados Unidos, por Duplex, manteniéndose en circulación hasta la década de 1940. Kodak introduce al mercado la película de 16 mm en 1922 y, después de 1930, también el formato 8 mm.