Desde los años de la República de Colombia, representantes diplomáticos y hombres de negocio germánicos se habían con éxito en puertos como La Guaira y Puerto Cabello, atraídos por el lucrativo comercio del café. Pero a principios de la década de 1840, los alemanes se hicieron presentes en el occidente venezolano. Con su participación, Maracaibo en particular y el Zulia en general se convirtieron en el más pujante centro comercial del país, como quedó demostrado en la Exposición Nacional de 1883, con la cual Venezuela conmemoraba el centenario del natalicio del Libertador.
Nuevas firmas y nuevo estilo
H.E. Schmilinsky, Theodor Fr.W. Schön y Heinrich Willink fueron los primeros en arribar al puerto de Maracaibo. Fundaron las firmas H.E. Schmilinsky y Schön Willink & Cía., convertidas poco después en Graf y Schön y Schmilinsky Fahrenholtz & Cía., que no tardaron en colocarse al frente del comercio agroexportador tanto internacional como interno. A mediados del siglo XIX, se fundaron nuevas casas en el negocio de mercancías importadas con demanda en la región. August Lincke abrió una firma de farmacia conocida posteriormente como Botica Alemana. Con la incorporación, en 1858, del comerciante especializado Heinrich Thies, natural de Bramstedt (Holstein), aumentaron considerablemente las ventas de la Casa Lincke, que emprendió la exportación de café en gran escala y la importación de manufacturas y mercancías secas de Europa. La empresa abrió filiales en San Cristóbal y Cúcuta, principal área cafetalera de la región, donde creó centros de acopio y organizó el traslado hacia Maracaibo del grano proveniente de las haciendas de la frontera con Colombia.