Apenas comenzaban a filtrarse las primeras luces del amanecer del 14 de diciembre de 1922. En la región de La Rosa en la Costa Oriental del lago en el estado Zulia, los obreros petroleros daban inicio a su faena diaria. La rutina en el pozo Los Barrosos nº 2, situado en esa zona, fue interrumpida de manera abrupta. Un fuerte sonido seguido por un eructo de piedras salido del pozo sorprendió a los trabajadores. Poco después comenzó a fluir desde las entrañas de Los Barrosos un gran chorro de petróleo.
El hecho habría pasado inadvertido de no ser por su magnitud y duración. El Reventón, como se le ha denominado, hizo brotar el oro negro hasta una altura de cuarenta y cinco metros aproximadamente, durante nueve días ininterrumpidos. Los obreros, así como los habitantes de Cabimas, que era la población más aledaña al lugar, veían caer como una especie de lluvia negra que cubría los árboles y los techos de las viviendas.