Después de un intento fallido por ser trasladados de manera definitiva a Venezuela al inicio de nuestro proceso de Independencia, los 63 volúmenes que conforman el Archivo de Miranda –titulado por su autor como Colombeia, queriendo significar con este “cosas relativas a Colombia”–, permanecieron casi olvidados en un castillo a 150 kilómetros de Londres. Habrían de transcurrir 114 años para que los venezolanos, gracias a las diligencias de Caracciolo Parra Pérez y Alberto Adriani, redescubrieran y tomaran posesión de este vasto y valiosísimo legado.
Cuando Francisco de Miranda tomó la decisión de venirse a Venezuela a participar en el proceso que se inició el 19 de abril de 1810, envió por adelantado una parte importante de su equipaje. El responsable de la enconmienda fue Simón Bolívar quien se embarcó rumbo a Venezuela con seis baúles y una maleta pertenecientes al precursor. En tres de los baúles venían 62 tomos con todos los papeles de Miranda. Estos 62 tomos y uno más que trajo Miranda consigo al tomar el barco que lo trasladó a Venezuela, habían sido organizados y mandados a encuadernar con el título de Colombeia por el propio Precursor, cuando regresó a Inglaterra, luego del fracaso de la expedición a las costas venezolanas de 1806.