En el siglo XVIII, por lo difícil que resulta el rescate del honor y, además, por el repudio que provoca de toda la comunidad. Quio se podía dejar pasar un ataque que atropelle la reputación de una persona. Algunos casos que expone el obispo Mariano Martí en su visita pastoral realizada entre 1771 y 1778, refieren ejemplos que muestran cómo las habladurías de algunos ponen en entredicho la reputación de algunas personas y llaman la atención del prelado, quien relata la falta, pero también y de inmediato, aclara que sólo se trata de rumores.
Algunas malas lenguas que circulan en la localidad de Cuyagua y de las que tiene noticia don Mariano, en enero de 1773 refieren a Pedro Joseph Plasuela, quien es soltero y “… vive mal con María Antonia N., Casada. Dicha María Antonia se ha ausentado de acá en busca de su marido, que dize vive en Guayguasa, y dicho Plasuela queda por mí prevenido de no entrar ni tratar más a dicha María, aunque se dize que nunca ha vivido mal con ella, y que el público ha tomado ocación de hablar mal por motivo de que dicha María le lava la ropa”.enes, por maledicencia o calumnia se vean acusados de un acto que atente contra su honor, expresan con rapidez su inocencia.