A los elegantes

     Un bromista de Caracas proponía en 1855 una publicidad para los barberos de la ciudad. Se verá que, como de tiempo atrás, la profesión permitía ejercer de dentista y de médico. En esta oportunidad va el texto con la ortografía de la época:

I

Venid, venid ¡oh jóvenes amables!
A realzar vuestra física importancia,
Pues aquí encontrará vuestra elegancia
Maneras de agradar, mas de un millon.
El jóven que aquí venga deslustrado
Por la sombra fatal de barba adusta,
Si á la receta que le doi se ajusta
Fashionable saldrá y elegantón.

II
Porque tengo navajas que se igualan
A la trepidacion del pensamiento,
La vista perspicaz, pulso violento
Y máquina tambien para peinar.
Navajas liberales, superiores
Oligarcas tambien, ministeriales
Para clérigos, jueces y curiales
Prometiéndome á todos agradar.

III
Con respecto á jabones y perfumes,
Una vidriera tengo bien surtida
Para dar á los viejos nueva vida,
Y hasta los calvos, bien reportarán.
Pues poseo otra máquina eccelente
Para cubrir el cráneo despoblado,
Que con solo llevar encasquetado
El sombrero, la falta cubrirán.

IV
Tengo peines magnéticos finísimos
Para arreglar vigotes y melenas,
Tambien otros de hierro para aquellos
Que están con el marfil en rebelion
Para unos y para otros (voi al grano)
Tengo ya mi arancel confeccionado,
“Por toda barba un Real bien acuñado”
“Y dos, por esgrimir el tijeron”.

V
Por sacar una muela INFANTIE DIENTE
CUATRO RILES nomas; y si en la calle
Un elegante Luis alto de talle
Que yo sin repugnancia aceptaré.
Por unas zajas, un vejigatorio
Ventosas y las otras menudencias,
Como asunto sujeto á la conciencia
Módicamente yo lo arreglaré.

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