Indígenas prehispánicos

Las primeras poblaciones que existieron en el actual territorio de Venezuela se remontan a unos 13.000 años antes del presente. Su procedencia es aún poco clara y algunos hallazgos arqueológicos del norte de Colombia indican que esta región podría haber sido el lugar desde el que arribaron al occidente venezolano. Estas sociedades primigenias están representadas en numerosos yacimientos arqueológicos y paleontológicos del occidente de Venezuela, que indican que su subsistencia estuvo basada en la captura de animales terrestres, algunos de gran tamaño y ahora extinguidos, como los mastodontes y megaterios. Sin embargo, muy posiblemente aprovecharon la disponibilidad de alimentos vegetales y marinos que obtenían mediante la recolección.

Algunas sociedades de cazadores derivaron su subsistencia hacia una economía con énfasis en la recolección, y parece haber existido una convivencia temporal de sociedades cazadoras y sociedades recolectoras. Una vez configuradas como tales las sociedades de recolectores, algunas orientaron su tecnoeconomía hacia la explotación de ambientes costeros y lagunares, aprovechando la fauna existente en los mismos, mientras que otras parecen haberse centrado en la recolección de especies vegetales y en la cacería de menor tamaño. Algunos de estos modos de vida perduraron hasta el momento de la conquista en el siglo XVI, mientras que otros transitaron hacia formas productoras de alimentos.

El modo de vida recolector tuvo su origen ancestral en los antiguos cazadores del interior y del litoral. Los cambios climáticos ocurridos hacia finales del Pleistoceno plantearon nuevas situaciones para las formas de subsistencia de estas sociedades. Antes que la expansión territorial como una forma de paliar la disminución de los recursos alimenticios, se derivó hacia otras formas de apropiación del ambiente, siendo aparentemente la más exitosa aquella desarrollada por los recolectores de las zonas litorales e insulares.

Durante casi seis milenios, las sociedades recolectoras no se mantuvieron estáticas, sino que por el contrario vivieron profundos cambios que, en ciertos casos, llegaron a generar formas incipientes de agricultura. En otras situaciones, si bien no se puede decir que desarrollaron conocimientos del manejo de los cultivos, se sentaron las condiciones para que, bajo los influjos de otros pueblos agrícolas, se desarrollaran los modos de vida agrarios. A partir de entonces, se abre un complejo proceso que explica la diversidad cultural que existía en nuestro territorio para el momento de la conquista europea.

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