Historia de un naufragio

Don Felipe Larrazábal fue, sin lugar a dudas, una de las figuras más conspicuas del siglo XIX venezolano. Su obra Vida de Bolívar (1865), una de las primeras biografías sobre el Libertador, le aseguró un lugar privilegiado entre los historiadores venezolanos. Escribió en varias publicaciones caraqueñas sobre los más diversos temas jurídicos, económicos y políticos, destacándose como periodista. Además, fundó los periódicos El Patriota y El Federalista. Fue una figura sobresaliente en la política, llegando a desempeñarse como Gobernador de la Provincia de Caracas, diputado al Congreso Nacional, Juez de Primera Instancia, Secretario de Hacienda, Director de Instrucción Pública, Ministro y Presidente de la Suprema Corte de Justicia y Ministro de la Alta Corte Federal. Formó parte del grupo que fundó el Partido Liberal en 1840, y en 1854 colaboró en la redacción de la Ley deAbolición de la Esclavitud, decretada durante la presidencia de José Gregorio Monagas. A esas múltiples facetas debemos agregar otra que no siempre se reseña en sus biografías: la actividad que desempeñó en el campo de la música. Según palabras del musicólogo José Antonio Calcaño en su conocido libro La ciudad y su música, “Felipe Larrazábal es figura harto conocida entre nuestros escritores, pero se le conoce entre ellos como político, periodista, historiador y literato, y muy pocos sospechan que por sobre todas estas cosas fue don Felipe un músico, y sobre todo, el más ilustre, el más sabio y el más talentoso de nuestros compositores del siglo XIX”.

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