Antonio Estévez fue un destacado músico venezolano que en sus inicios recibió una formación nacionalista; sin embargo, también mostró interés por los experimentos vanguardistas. Tuvo como maestros a Vicente Emilio Sojo y a Pedro Elías Gutiérrez. A él se le debe la creación del Orfeón Universitario de la UCV en 1943.
A mediados de los años cuarenta, cursa estudios en la Universidad de Columbia en Nueva York, donde aspiraba recibir clases del compositor Igor Stravinsky, de quien se confesaba admirador, pero durante su estadía en la universidad no coincidió con él, ya que para entonces el músico ruso se hallaba en Los Ángeles. En ese período, el italiano Gian Carlo Menutti tuvo una influencia decisiva en su formación.
A su regreso a Venezuela compone la Cantata criolla (1954), con la cual obtiene el Premio Nacional de Música. A inicios de los sesenta se va a Europa y reside en Francia. En esos momentos la musique concrète, cuyo creador fue el músico Pierre Henri Marie Schaeffer (1910-1995), estaba en auge, y Estévez se propuso como meta aprender de este nuevo movimiento. Los frutos de esta experiencia dan origen a sus obras Cromovibrafonía (1967) y Cromovibrafonía múltiple (1972), ambas compuestas como ambientación sonora para proyectos del artista plástico Jesús Soto y que, en palabras del compositor, no se pueden escuchar sino en el entorno para el cual fueron creadas, solo así podrán entenderse. Quienes lo tuvieron como maestro recuerdan que era muy temperamental, capaz de disgustarse con los alumnos cuando no lograban aquello que él esperaba, pero también muy generoso dándoles el reconocimiento cada vez que alcanzaban el nivel de exigencia del maestro.