El 24 de noviembre de 1908, el entonces Presidente de Venezuela, general Cipriano Castro, sale del país rumbo a Europa para restablecer su deteriorada salud. Deja encargado de la presidencia a su compadre y primer vicepresidente Juan Vicente Gómez. Poco después, comenzó a producirse la reacción contra Castro, de manera soterrada al principio, hasta desencadenar en los sucesos del 13 de diciembre, día en el cual un elemento exógeno –la agresión de Holanda para presionar la cancelación de lo adeudado por el gobierno venezolano– disparó los resortes del movimiento opositor al régimen castrista. Las protestas contra la agresión holandesa se convirtieron en demandas por un cambio en el gobierno. Seis días después, el 19 de diciembre, Juan Vicente Gómez asumirá la presidencia de la República con la complacencia de gran parte de la sociedad, cansada de los excesos del “Cabito”. Nada hacía presumir que este nuevo gobierno se enquistaría en el poder por 27 años, tiempo en el cual saldrían a relucir los verdaderos rasgos de la personalidad del tirano. Aficionado también, como todos los dictadores, a las demostraciones de adulación, durante su gobierno el 19 de diciembre se convirtió en una fecha patria de obligatoria celebración. Ese día, en cada una de las regiones, se preparaban actos conmemorativos.
La imagen muestra a un numeroso grupo de personas congregadas en una calle de Barquisimeto participando en los desfiles que se acostumbraba realizar en ese día. En ella podemos distinguir desde niños, hasta jóvenes y adultos, lo que nos hace suponer que la obligatoriedad de participar en los festejos no tenía excepciones.