La Sayona

     Bajo las arcadas de la gran mansión colonial o por las calles empedradas del pueblo, la figura de una mujer avanza en la noche. Su grito lastimero es casi como el aullido de un animal desgarrado. Un grito que provoca en el pueblo el malestar de lo terrorífico y de lo sobrenatural. Es una mujer fantasmal. Es la Llorona, un personaje de la noche y del terror que emergió de las páginas de una novela del mismo nombre escrita por Carmen Toscano pero que, a su vez, encuentra origen en una leyenda que se extiende y recorre la región latinoamericana. Ella revive, en el misterioso clima de espantos y aparecidos, frecuentes en el período colonial, una historia de crueldades y pasiones: el desvarío de una hermosa mujer que ve morir a sus hijos trágica e injustamente.

     Desde entonces, la Llorona deambula convertida en una suerte de muerta en vida, de espectro lastimero, sollozando en las noches insomnes, gritando como un perro herido hasta el momento en que, al amanecer, comienzan a iluminarse las calles empedradas. Muchos aseguran haberla visto pasar de un lugar a otro, hora tras hora, asediando el intranquilo sueño de las gentes.

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