La última guerra civil: La Revolución Libertadora

     Por su negativa a seguir suministrando recursos al Gobierno, varios banqueros, entre ellos Manuel Antonio Matos, son encarcelados y obligados a desfilar por las calles. No olvidarán esta afrenta, ni otras arbitrariedades. Apoyados por empresas extranjeras y con el respaldo financiero del propio Matos, comerciantes y banqueros se enfrentan al régimen de Castro en la Revolución Libertadora. Una legión de caudillos regionales se suma a la guerra, pero no tardarán en surgir las rivalidades que hunden al movimiento.

     Tras la entrada triunfal de Cipriano Castro a Caracas, el 22 de octubre de 1899, y su ascenso a la Presidencia, empiezan a emerger graves problemas económicos derivados de la crisis de las exportaciones agrícolas y del crónico desorden fiscal de la República. Ante la negativa de los banqueros, entre ellos el destacado financista Manuel Antonio Matos, de continuar suministrando auxilios monetarios al Gobierno, aquéllos son conducidos a prisión y humillados en las calles de Caracas. Semejante agravio no sería olvidado por Matos quien, desde principios de 1900, emprende la organización de un movimiento armado para derrocar a Cipriano Castro. La conspiración se inicia en la capital en conexión con los tradicionales caudillos del liberalismo amarillo, afectados por las medidas centralizadoras del Gobierno, e incluso con representantes del “mochismo”. Comerciantes y banqueros, atemorizados por las arbitrariedades de Cipriano Castro, se unen con entusiasmo a los preparativos. Los planes revolucionarios se consolidan gracias al apoyo de algunas compañías extranjeras.

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