Liga anticomunista

     En la fotografía figuran varios de los miembros de la Generación del 28, aventados al exilio a partir de los sucesos de ese año: la manifestación estudiantil contra el régimen gomecista –escenificada en la Semana del Estudiante–, y la sofocada sublevación militar del 7 de abril, en la cual estaban involucrados los universitarios. La ciudad de Barranquilla, en Colombia, fue uno de los destinos elegidos por algunos de los que formaban parte de este grupo revolucionario. No llegaron juntos; después de los sucesos citados, algunos de ellos sufrían cárcel, otros se quedaron en el país y actuaban en la clandestinidad. Lo cierto es que en 1931 ya se encuentra allí, entre otros, uno de los más connotados líderes de esa generación: Rómulo Betancourt, quien impulsará la creación de un partido político de corte izquierdista que los aglutinaría bajo el nombre de Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI).

     La orientación política de los estudiantes que se encontraban en Colombia estaba inspirada en el pensamientomarxista. Tanto así que el Plan de Barranquilla, elaborado por el grupo, con el aporte predominante de Betancourt, puede ser considerado –según apunta el historiador Manuel Caballero– como el primer ensayo venezolano de historiografía marxista.

     La inclinación comunista de este grupo no era ignorada por el Gobierno venezolano. Tanto la administración de Gómez como la de López Contreras monitoreaban, a través de sus espías, las actividades de los jóvenes venezolanos en el exterior. Las pruebas y documentos sustraídos a éstos por la policía política de López Contreras fueron recogidos en el llamado Libro Rojo, publicado en 1936 por el Servicio Secreto de Inteligencia. En él aparece esta fotografía. También se publicaron listados con los nombres de los estudiantes y al lado de cada uno se colocó la palabra comunista, como una manera de estigmatizarlos. Recordemos que la Constitución de 1936 consideraba “traidores a la patria” a quienes practicaran o propagaran el comunismo o el anarquismo, y las penas para los que incurrieran en este delito eran la cárcel o el exilio.

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